Punto de equilibrio de una empresa: ¿cómo se calcula?
Última ediciónene 2022 2 min de lectura
Antes de lanzarse en el camino al emprendimiento, hay variables que es necesario tener en cuenta para saber si una idea de negocio va a ser viable. Tras elaborar minuciosamente un plan de negocios viene la prueba de fuego: calcular el nivel de ventas que la empresa necesitará no solo para poder sobrevivir en el mercado, sino también para cumplir con el objetivo de generar beneficios.
¿Qué es el punto de equilibrio de una empresa?
El punto de equilibrio de una empresa (o break even point en inglés) se define como el nivel de ingresos que necesita para cubrir los gastos fijos y variables de su actividad. En otras palabras: cuando un negocio alcanza el punto de equilibrio significa que ya no tiene pérdidas, pero tampoco ganancias. Solo cuando supera este punto es señal de que comienza a obtener beneficios.
¿Para qué sirve calcular el punto de equilibrio?
Conocer el punto de equilibrio es fundamental para la planificación y la toma de decisiones estratégicas, ya que permite confirmar en términos financieros si una idea de negocio es viable o no.
Con una sencilla fórmula es posible averiguar el volumen de productos que un negocio debe vender para evitar pérdidas durante un periodo determinado. Así el empresario puede saber si el precio que cobra por sus productos o servicios es suficiente para cubrir los costes de fabricación y comercialización. Si descubre que el producto no es rentable, es cuando debe decidir si compensa elevar el precio, reducir los costes asociados o retirar el producto de su catálogo como última medida.
Fórmula para calcular el punto de equilibrio
El cálculo del punto de equilibrio se realiza mediante una fórmula muy simple. Para ello hace falta saber los gastos fijos y variables del negocio y el precio de venta por unidad del producto.
Los costes fijos son los que no varían de mes a mes, sino que se mantienen constantes independientemente del nivel de producción de la empresa. Entre ellos se incluyen el alquiler del local, los gastos de administración, los salarios, la seguridad social, la luz, el agua y el teléfono, entre otros.
Los costes variables sí están relacionados con los volúmenes de producción y ventas, por lo que su incremento va ligado a la actividad del negocio. Aquí entran la materia prima, las comisiones por ventas, la mano de obra directa, etc.
Conociendo los datos anteriores ya solo hay que seguir esta fórmula:
Por ejemplo:
Una empresa está evaluando la posibilidad de introducir una nueva línea de productos. Tras estudiar el proceso de producción y los costes de las materias primas y los equipos, estima que los costes variables de cada unidad producida y vendida es de 6 €, y que los costes fijos anuales de la empresa ascienden a 60 000 €. Fijando el precio de venta del producto en 18 € por unidad, el cálculo del punto de equilibrio sería así:
En este ejemplo, la empresa necesitaría vender 5000 unidades de su producto a 18 € en un año para alcanzar el punto de equilibrio. Esto significa que si produce y vende más de 5000 obtendrá beneficios, pero si no llega a 5000, sufrirá pérdidas.
Es posible que los costes variables aumenten según aumenta a su vez el nivel de producción, por lo que se aconseja calcular de nuevo el punto de equilibrio cada vez que haya una variación importante en los números.
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